Con “Maridaje”, su primer LP, Roberto Amador se plantó en la escena como quien abre la puerta de su casa y dice “pase, esto soy yo”. Ocho canciones de indie chilensis que no se apuran, que se toman el tiempo de mirar de cerca los gestos mínimos de la vida en pareja, los ritos cotidianos, las transformaciones silenciosas que van moldeando el amor.
El disco se mueve en un territorio de indie latino elegante y sensual, donde nada parece estar puesto al azar. Guitarras lo-fi, bajo, baterías, percusiones latinas, sintetizadores, saxo y coros femeninos se entrelazaban como si fueran justamente eso: un maridaje cuidado, una unión de sabores sonoros pensada para escucharse a fuego lento. No es un álbum maximalista; su fuerza estaba en la intimidad, en la manera en que cada arreglo parecía rozar más que golpear.
La idea de “maridaje” funcionaba como eje y metáfora. Amador jugaba con la imagen del matrimonio y la extensión del concepto hacia todo tipo de uniones: comida y vino, música y ambientes, personas que se encuentran y se pierden. De ahí salían canciones románticas pero lejos del cliché, temas que podían ser sensuales, lúdicos y vulnerables al mismo tiempo, hablando de la pareja, de los ritos domésticos, de la cotidianidad como espacio sagrado y de la transformación como la verdadera prueba del amor.
Antes del lanzamiento completo, ya había mostrado parte de este universo con los singles “Los misterios”, “La vibración”, “Eres la luz” y “Mi sangre”. El LP se completó al liberar las cuatro últimas pistas: “Amor dolor”, “Valparaíso”, “Concubinato” y “Maridaje”, dibujando un recorrido que iba de la devoción a la tensión, del puerto a la cama compartida, del compromiso al pacto imperfecto.
Grabado en Malo Records y producido por Felipe Aburto, mezclado junto a Juan Jarpa y masterizado por Francisco Holzman, el álbum se sostuvo también en una red de colaboraciones de músicos y amigas/os de la escena santiaguina. Más que una lista de créditos, se sintió como una comunidad alrededor de un mismo concepto: tratar el amor adulto con profundidad, sin solemnidad y sin perder el placer.
El lanzamiento oficial de “Maridaje” el 21 de noviembre en Casa O de Lastarria terminó de sellar este universo en vivo: un show que trasladó esa elegancia íntima al escenario, como si cada canción fuera un brindis compartido. En paralelo, Amador lanzó una campaña de crowdfunding donde puso a disposición poleras, CDs, vinilos y hasta vinos, llevando la idea del maridaje más allá de las canciones, hacia una experiencia completa. “Maridaje” quedó así como un debut largo que no solo se escucha: se comparte, se sirve, se prueba de a dos.